El Sábado 18 de agosto fue una experiencia desorbitante. De un momento a otro aparecieron este par de músicos errantes, trovadores del siglo 21, con una propuesta rupturista y super lúdica. Ambos de california y ya casi de todos lados ya que no paran de musicalizar el universo como si estuvieran siguiendo al sol. Ed wilcox con una convicción que gana el concurso del más concentrado se volvió uno con su batería minimal casi de juguete y su arte de: temple of bon matin impreso en ella. Todo aquí es "hechizo" y logra hechizar con este aire de manualidades artisticas o artesanías sónicas. Muy emblemático para ellos si consideramos que hace rato no se veía un afiche de concierto músical sin tocar el photoshop y no por falta de recursos, sino de compromiso con lo natural y por que no decirlo con la ecología primitiva. Considero como un golazo reverenciable el hecho de que ambos fueran vegetarianos por años y abstemios de licores y toxinas, una envidiable y heroica posición fundamental para cualquier artista activista de la conciencia. Y aunque por cierto mezclan también tecnología, pero la magia está en que el producto final,no se contamina,o sea no suena antinatural, sino más bien es un grito primigenio de culturas ancestrales. El caso de Zack Kouns, mucho más pa adentro en personalidad que su colega, aunque no en performance donde podía contar la historia del mundo desde su telefóno-distorcionador de voz, donde lograba algo más que una volada tribal. Juntos se complementaban muy bien y a ratos lograban sacarte de órbita construyendo un nuevo mundo interactivo alli enfrente de tus oidos. Gran acierto de mi amigo Renzo y sus contactos nada convencionales y esta vez no exentricos sino muy cerca de nuestra naturaleza interna. En el último bloque, un despliegue de talento cuando sucedió lo más milagroso de la noche, una improvisación colectiva místicamente ordenada y agradable donde renzo le dio las texturas precisas para alucinar hasta al más esceptico y esructurado espectador...Gracias por la magia de lo espontáneo y por mostrar que la música va mucho más alla de la teoría esteril, creando un manantial desbordante de corazones conectados donde nadie se baña dos veces.
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